22.1.12

Sentada en mi escritorio. Cientos de folios ante mi. Escritos. Letras amontonadas sin sentido alguno. Subrayo títulos. Miro a mi alrededor. No veo nada, nada que me aliente y anime a seguir. Nervios en el estómago. Enciendo la luz en mi cabeza, se suceden imágenes: caras, abrazos, sonrisas, el aire entrando por la ventanilla del coche...y golpeándome en la cara. Un baño verde, seis ojos chispeantes. Lloro. Lloro porque echo de menos cada instante vivido. Paro, paro en seco y pienso: "quiero volver a vivirlo". Me seco las lágrimas, trago un nudo... un nudo de impotencia ante el tiempo, los días y las horas. Pero...¿es que alguien ha muerto? No. Me acompañan, y yo a ellas, cada día a cada instante. Pero así es la vida.

Prefiero recordar...a no poder ni siquiera hacerlo.



Ahora he cambiado de dirección, de pensamiento, por eso también cambio de lado.
Me animo, porque  me llega su energía, aunque estemos apagándonos, porque si,  esto es un aburrimiento.
Risas, costumbres locas, biotina y billetes de avión. Fechas, ipods y manuales de uso.
Ron, tacones y ganas de pasarlo bien. Fin de exámenes. 
Me gusta mucho más la palabra FIN que la palabra EXÁMENES.
Soy joven y necesito sentirlo.




Conclusión: Ponte a estudiar.

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