22.6.12

De lo que yo era a lo que soy...

De lo que yo era ya no queda casi nada, me aventuraría a decir que solo conservo esa armadura que aún hace que me mantenga firme y en pie.

Mi cuerpo estaba envuelto de sueños, de ilusión. Lo perfumaba a diario y lo cuidaba como si no fuese a tener otro durante el resto de mi vida. Sobre mis hombros lucían rizos color carbón que daban cobijo a mis ojos, quizás lo más valioso que tenía. No porque fueran bonitos, ni especiales, sino porque eran los que hacían que cada día mirase al mundo desde el optimismo. Mis ojos brillaban, sonreían sin necesidad de hacerlo de verdad, aunque para mi era uno de los placeres más grandes que he conocido.

Con los años y el uso continuado de la cabeza, perdí el sentido de la orientación, perdí los mapas que guardaba bajo mi brazo derecho y la brújula que sujetaba con el izquierdo. Me perdí. 
Poco a poco fueron desapareciendo las ilusiones y los sueños, sobre los que dormía, los rizos perdieron su aroma y dejaron de cuidar el centro de mi pequeño universo. Claro, así toda la luz entró directa a mis ojos, sin protección, y ahí terminé de desorientarme. Durante unos meses intenté comprender dónde estaba, donde habia terminado, y ahora, hoy, comprendo que simplemente estoy en el presente, que toda esa luz cegadora que me perturba, es mi realdiad. Que no supe construir unos muros fuertes que protegieran mi cuerpo de los impactos y que, ahora sin él, no tengo un medio para avanzar. O quizás si, todo el mundo, al final, lo consigue, supongo que yo también lo haré.

Supongo que algún día nacerá en mi estómago una mariposa que vuelva a revolotear, que me acompañe en el camino, que haga que cada día me levante y me acueste emocionada, que me sirva el café emocionada, me duche emocionada y salga a la calle gritando al mundo que he vuelto. Espero que esa emocion construya lo que un día me vestía, que ilumine mis rizos y haga que mis ojos te cuenten los sueños que albergo. Espero volver a rociarme cada día el cuerpo con ilusión y cuidarlo, porque si, me he dado cuenta de que no me van a dar otro, de que este que me acompañará hasta que mi alma se evapore, y seré yo la que lo abandone a él.

No hay comentarios: